El pasado sábado 8 de marzo, las mujeres de Redueña y Gascones se fueron de visita a la capital manchega a pasar este día tan señalado. A lo largo de la visita se conocieron distintos monumentos y leyendas de mujeres emblemáticas de la ciudad, dando visibilidad a esas toledanas que han tenido un papel relevante en la historia y de las que no se suele hablar en los libros.
La visita comenzó en el corazón de la ciudad, la Plaza de Zocodover, la cual ha sido testigo de la vida de Toledo en todas sus épocas desde los tiempos prerromanos hasta nuestros días.
Desde este punto de la ciudad se aprecia cómo sobresale el Alcázar, hoy sede de la Biblioteca Regional de Castilla – La Mancha y Museo del Ejército. Entre sus muchos moradores, resaltamos la figura de María Pacheco, viuda del toledano Juan de Padilla, que por su valerosa actuación tras la muerte de su marido en Villalar de los Comuneros, asumiendo el mando de la revuelta comunera contra Carlos I, fue apodada «la Leona de Castilla».
La siguiente parada fue en la calle Alfileritos para hablar sobre la leyenda que tiene como protagonista la historia de amor entre Dña. Soledad de Vargas y D. García de Ocaña y la costumbre de echar un alfiler a la Virgen para que facilite un novio a la interesada.
A continuación se visitó el edificio en pie más antiguo de Toledo, la mezquita de Bab al-Mardum o del Cristo de la Luz, aludiendo a la leyenda que se inspira en la entrada de Alfonso VI el 25 de mayo de 1085 para reconquistar la ciudad a los musulmanes. Es una mezquita de nueve tramos a la que se le añade una cabecera mudéjar en el siglo XII, donde se representa a Cristo en majestad y el tetramorfos.
Acto seguido la excursión continuó por la fatigosa Cuesta Carmelitas Descalzos para llegar a la Iglesia de San Vicente, erigida en tiempos de Alfonso VI, que funcionó más tarde como iglesia de la Inquisición y hoy es un espacio cultural y sala de ocio llamado Círculo de Arte. En esta iglesia la toledana Isabel de Oballe se enroló para partir hacia el Nuevo Mundo para escapar de los abusos de su familia, y quería ser enterrada en este templo después de pasar gran parte de su vida en Lima.
Seguimos nuestro camino para detenernos a los pies de la Iglesia de San Ildefonso, construida sobre la que fue la casa natal del patrón toledano. Iglesia jesuítica que presenta una fachada enmarcada por dos grandes torres, con la escena de la Virgen imponiendo la casulla a San Ildefonso, San Ignacio de Loyola, fundador de la Orden, y San Francisco de Borja, Duque de Gandía, representado con una corona y calavera aludiendo a su papel como caballerizo de la Emperatriz de Isabel de Portugal, encabezando su comitiva fúnebre.
Continuamos por la calle del Ángel atravesando la judería y las más pequeñas de la excursión se entretuvieron buscando los azulejos que la decoran, indicándonos que estamos dentro de ella, con tres motivos diferentes: la palabra «vida» en hebreo, pronunciada jai; el mapa de la Península Ibérica con la palabra Sefarad y el candelabro de siete brazos o menorá.
Así llegamos al Monasterio de San Juan de los Reyes, mandado construir por Isabel I para conmemorar la victoria en Toro en 1476 sobre su sobrina Juana «la Beltraneja» y Alfonso V de Portugal, con la intención de que sirviera para acoger los restos mortales de los Reyes Católicos. Recorrimos su claustro alto y bajo e iglesia para ver la decoración de animales reales y fantásticos, además del emblema real del yugo y las flechas, que se repite una y otra vez a lo largo del edificio.
Después accedemos a la que fuera sinagoga mayor de Toledo, la Sinagoga de Santa María La Blanca, llamada así porque más tarde albergaría una copia de la Virgen Blanca del coro de la catedral e iniciada presumiblemente en el siglo XII. Precioso edificio de estilo mudéjar decorado con piñas en sus capiteles, lacerías geométricas y una cabecera realizada en el siglo XVI por Covarrubias, previa a que el edificio pasara a ser un beaterio.
Conocemos detalles de la vida de los judíos hasta 1492 y qué ocurrió después del decreto de expulsión, donde las tradiciones, muchas veces transmitidas por las abuelas se fueron diluyendo.
Al salir, atravesamos la Plaza Barrio Nuevo para callejear hasta la Plaza del Conde, en la que encontramos el Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia del Gobierno de Castilla – La Mancha y la Iglesia de Santo Tomé, que alberga la mejor obra del pintor cretense Doménikos Theotokópoulos, conocido como «El Greco», llamada «El entierro del Señor de Orgaz» y continuamos de nuevo hacia la Iglesia del Salvador, donde fuera bautizada Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos y madre del Emperador Carlos V. Este edificio fue antes de la reina Berenguela de Barcelona, esposa de Alfonso VII, es de carácter visigodo y posteriormente mezquita conservando restos de este pasado.
Atravesando el pasadizo del Ayuntamiento llegamos ante la catedral de Toledo para ver su fachada principal con las puertas del Perdón, del Juicio Final y de las Palmas y su esbelta torre que alberga la campana de San Eugenio o «Campana Gorda». La catedral fue construida en el siglo XIII por Fernando III El Santo y el Arzobispo Ximénez de Rada. Entre otros tesoros, la conocida como «dives toletana» (o «la rica toledana») alberga grandes obras como el Transparente de Narciso de Tomé, pinturas y esculturas de numerosos artistas de renombre, además de la custodia que perteneciera a Isabel la Católica y que procesiona por las calles de Toledo bajo palio el jueves del Corpus Christi durante un recorrido engalanado para la ocasión.
Después de la visita cultural, el grupo de 50 mujeres fue a comer y recuperar fuerzas para terminar el día haciendo una última visita a la ciudad antes de volver a casa.
A pesar del mal tiempo que hacía en la sierra, en Toledo el día respetó y las mujeres de Gascones y Redueña pudieron disfrutar un año más del Día de la Mujer con una actividad cultural muy completa. Todas demostraron muchas ganas de pasárselo bien y celebrar un día tan señalado como el 8 de marzo.

